Empezamos nuestro viaje a principios del siglo XIX en es Rusia sorprendente
donde existían todavía conjuntos de tro pas de caza únicas
en el mundo.
Formados por 16 a 36 personas (muy a menudo reclutadas entre los cientos
de criados poco músicos de la corte...), cada una entrenada a tocar
una sola y única nota (¡un muchacho, un tubo, una nota!).
Una especie de organo viviente con gente al puesto de las notas. Así
se podían tocar piezas enteras (incluso oberturas de óperas)
y las partituras parecían rollos para pianos mecánicos. El
trompista checo Johann Anton Maresch (1719-1794), alumno de Hampel y contratado
en la corte rusa, era el que, en 1751, había imaginado y desarrollado
esta curiosidad musical para satisfacer a la emperatriz Elisabeth (1709-1762).
(Véase Johann Christian Hinrichs, "Entstehung, Fortgang und ietzige
Beschaffenheit der russischen lagdmusik", St. Petersbourg, 1796; reeditado
en facsímile po Zentralantiquariat der DDR, Leipzig 1974; esos instrumentos
se con van en el Museo de instrumentos de música de Leningrado).
De la trompa de caza rusa a la tuba moderna
Trompa baja, serpentón, "fagott ruso" (especie de bajon con
boquilla) y oficleido fueron, durante la primera mitad del siglo XIX, los
precursores de la tuba en Rusia.
El constructor checo V. F. Cerveny que había fundado una fábrica
en 1842 en Hradec Králové llevaba ampliamente el mercado
ruso de los instrumentos de metal. Un fabricante muy inventivo de cuyo
éxito habla un librito publicado en 1906 con motivo de la primera
"Exposición rusa de instrumentos de musica".
Se supone que el helicón (que se lleva alrededor del busto)
fue inventado en Rusia hacia 1845. La invención será recuperada
cuatro años después por el vienés Ignaz Stowasser
que lanzará la producción de ese moc particularmente práctico
para lós músicos de la infantería o de la caballería.
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Schediwa "Herkulesophone"
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Hacia 1882 Josef Josefovich Schediwa (1853-1915), que había
trabajado para Cerveny, fundaba su propia fábrica de instrumentos
de viento en Odessa, lanzando entre otros bajos y tubas una variante del
helicón que llamo "Herkulesofono". Publicó un "Manual para
la producción y el pedido de instrumentos de viento de metal" con
muchos dibujos, esquemas, cuadros y esbozos.
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Tuba en Sib (catálogo Zimmermann de 1899)
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En 1875, Julius Heinrich Zimmermann (1851-1923) abre primero una tienda
música en San Petersburgo y llega a ser rápidamente uno de
los negociantes y fabricantes mas importantes con sucursales en Moscú,
Londres, Riga y Leipzig. Si, al principio, su clientela se reclutaba principalmente
entre los músicos amateurs, los profesionales no tardaron en seguir.
Incluso el eminente profesor de trombón y tuba Franz Türner
(1831-1909) que enseñó el Conservatorio de San Petersburgo
de 1870 a 1909, habla elogiosamente de los instrumentos de Zimmermann.
Al finalizar el siglo, el éxito de esos productos resulta
patente; la marca gana las más altas distinctiones en la grandes
exposiciones internacionales. Las pocas tubas "Zimmermann" originales que
nos han quedado - en bastante buen estado de conservación - permiten
apreciar el nivel de calidad alcanzado en la época.
Después de la nobleza, el ejército y la revolución
En los años 1860-70, existían las "Bandas Wurm" en el
ejército ruso. El nombre viene de Wilhelm Wurm (1826-1906), trompetista
y director de orquesta alemán que vivía en Rusia, y que recomendaba
instrumentos en Do y en Fa. Ahora bien, como las músicas militares
utilizaban fácilmente instrumentos de tonos distintos tocados por
músicos de poco valor (además no se entrenaban) no es de
extrañar que la entonación fuese algo mas que dudosa. Una
reforma emprendida entre 1874 y 1876 para las músicas militares
quiso poner fin a esta cacofonía imponiendo instrumentos exclusivamente
en Sib o en Mib. Notemos que uno de los protagonistas de esta reforma era
Nikolaï Rimski-Korsakov, entonces inspector de los coros de la marina.
El constructor Cerveny participará igualmente de manera significativa
en la modernización del equipo de los músicos militares.
Tras las revoluciones, guerras y demás disturbios de principios
del siglo XX, Rusia tuvo que reconstruir su vida musical: teatros, orquestas,
conservatories... pero la fabricación instrumental en las fábricas
y talleres era la más afectada, al perderse las técnicas
y tradiciones. Incluso si las tubas fabricadas por la "Fábrica [nacionalizada]
de instrumentos de viento de Leningrado" (antiguos talleres "Zimmermann"),
se inspiraban claramente en los antiguos modelos "Zimmermann", han sido
desarrolladas por decirlo así a partir de nada, ya que los esquemas
y las herramientas desaparecieron en las revueltas... Esas tubas en Sib
fueron y son todavía los instrumentos estándar de los tubas
rusos. Pero desde hace unos años, Rusia importa cada vez más
instrumentos de grandes marcas extranjeras. Algunas orquestas encargan
incluso tubas en Fa o en Mib, para ampliar las posibilidades y reducir
los problemas de ejecución de los pasajes especiales.
Los primeros tubas en Rusia: un monopolio casi germanico
Las informaciones más antiguas sobre los tubas rusos figuran
en los "Anales de los Teatros imperiales", publicados entre 1890 y 1915.
Esos documentos (homenajes o necrologías) dan informaciones únicas
sobre los músicos.
Así pues, el tuba Wilhelm Schönekerl está en la lista de los músicos de la orquesta de la ópera de San Petersburgo
para la temporada 1890-91. Contratado en 1861 "para tocar el oficleido",
desde 1865 figura bajo la denominacion de "tuba". Por lo tanto pertenece
a esa generación de músicos que han pasado del oficleido
a la tuba, una especie de "último Mohicano". En la orquesta del
Ballet, en 1890-91, un tal Wilhelm Hoppe (contratado en 1884 y fallecido
diez años después) hace sonar la tuba. Su sucesor será
Karl Tormann, fiel a su puesto hasta 1907.
La lista de los artista del Teatro Bolchoï de Moscú menciona
para la temporada 1890-91 al tuba Hermann Töpfer. Otros documentos
hablan de los tubas Hubert y Saalborn... total, se trata ante todo de músicos
venidos de Alemania, de Austria o de otros países ricos en cuanto
a las tradiciones y a las experiencias. Los emperadores y emperatrices
rusos, ellos mismos vinculados a las familias nobles europeas o del mismo
parentesco, contrataban constantemente a especialistas extrajeros, como
por ejempio Franz Türner (nombrado anteriormente), o Christopher Bork
(Borch) (1832-1916), profesor de trombón, tuba y percusión
en el Conservatorio de Moscú entre 1875 y 1916.
La tuba se vuelve imperial
El círculo musical del sucesor de la corona rusa. El futuro Alejandro III (fila de pie, 3.o a la izquierda) toca la corneta.
El emperador Alejandro III, gran aficionado a los metales, era un bienhechor
de la música. No contento con fundar la Orquesta de la Corte imperial
(la futura Filarmonía de Leningrado; hoy en día Filarmonía
de San Petersburgo), tocaba él mismo varios instrumentos de viento:
cometa, trompa y tuba, como lo relata Alexandre Bers en su libro "Recuerdos
relacionados con el Emperador Alejandro III". El Museo Nacional de teatro
y de música de San Petersburgo posee todavía algunos instrumentos
del emperador: un cuarteto de cornetas "Cerveny", cuatro trompas, así
como su tuba, mientras que el Museo del Castillo de Kremsegg en Austria
posee su extraordinario bugle redondo personal.
(Continuard: 2.a parte y fin. El relevo de los tubas rusos; Vladislav
M. Blazhevich, I. Mathékho, Lebedev, etc.)
El autor, Alexei Levachkine, nació en 1946 en Moscú. Ha
hecho sus estudios de tuba de 1963 a 1977 en el Institut Gnéssine
con B. Grigoriev y V. Dosadine. De 1973 a 1981, trabaja en diversas orquestas
y armonías. Entre 1981 y 1985, toca en la Orquesta sinfonica Nacional
de Moscu bajo la dirección de V. Doudarova. Desde 1985, es miembro
de la Orquesta Nacional de Rusia bajo la direccion de Evguény Svetlanov.